jueves, 15 de octubre de 2015

Cuando la realidad se hace recuerdo

Empexó la trama un 30 de Septiembre, se pronosticaba un final anunciado pero...el actor se negaba al guión, quería otro rol, un final diferente donde el malo esta vez fuera bueno y el director de la zaga en parte lo ilusionó: la dijo que sí, que la película iba a ser con otro cierre, distinto, alentador.
Comencé a mover los trebejos, entusiasmado, feliz de estar en un set al cual tanto me había costado llegar, sintiéndome justamente como en un lugar al cual no pertenecía. Dos tablas muy reñidas y diez horas de juego en las dos primeras jornadas llevaron a hacerle pensar que todo fluiría, que el libreto era, finalmente otro: el ansiado pero...la vida es larga y hay situaciones cambiantes que transforman un CARPE DIEM en una máxima más que en un proverbio.
Llegaron entonces las derrotas (0-0-0) en formato de enroque largo y con un juego irregular, más malo que bueno. Tras ello se cortó la luz, tuvimos que ir a otra sede pero...nunca más se me prendió la lamparita pese a que ese día hice fatigosas tablas con Krysa. Llegó un enroque corto (0-0) y tras ello el punto de inflexión, no pude definir la partida que mejor jugué contra Peralta, cuando una jugada sencilla me llevaba al triunfo...me quise negar que así sería pero algo por dentro me sentenció: "Si no ganaste esta posición...¿vas a ganar alguna?". Ya varias contendientes previsionaban: "Ah, te falta de Dovitiis" como esperanza de un futuro triunfo.
Seguí luchando, analicé todas y cada una de las partidas, preparé otras tantas, rechacé tablas y seguí para adelante, pero... no pude, me superaron, me ganaron una vez más estos grandes maestros y aunque me duele (y más de lo que parece) debo asumirlo, analizarlo y sobre todo, aceptarlo.
Tras trece rondas con grandes maestros del tablero, 654 movidas, tras casi 70 horas de juego en total no logré ganar una partida y perdí nueve como en Chubut, allá por los comienzos de 1983.  Pantallazos de memorias, de tiempos lindos y de ansias por mejorar mi precario nivel de ajedrez.
Una vez más, como en las semifinales, imágenes de la niñez han vuelto a mi presente, con lo lindo que ello representa y su lado duro de asumir. Pronto publicaré diagramas con muchos yerros que, dolerán pero... serán el germen de lo que espero pueda ser un nuevo progreso en mi juego.
Hubo muchísimos mensajes de aliento, de fuerza, de fe que realmente me fortalecieron pero como tiene que ser,  ocurrió el final del rodaje, y éste fue el de siempre los buenos ganan y los malos pierden ¡el director qué bien me engañó! pero... muy feliz de haber sido parte de una gran producción donde deseo volver a estar con estas grandes estrellas.

Alejo de Dovitiis © 2015